Amazon, con su Kindler 3, incluyó recientemente el préstamo de libros. El libro desaparece del aparato del prestamista y aparece en el del prestatario de forma temporal, para luego regresar a su alojamiento original. El resto de plataformas permiten el préstamo, además, por parte de bibliotecas públicas. La empresa norteamericana OverDrive ha diseñado un programa que deja a esas instituciones pagar una licencia y prestar los títulos como si fueran libros físicos. (Ver la noticia en El pais).
Más de 13.000 establecimientos emplean este procedimiento en EE.UU. lo que está provocando una de las mayores transformaciones del modo de leer y distribuir libros de los últimos siglos.
El Ministerio de cultura ofrece dispositivos cargados de libros a 15 bibliotecas públicas en un programa piloto de préstamo público tanto de los dispositivos electrónicos como de los libros libres de derechos.
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