La escuela debe enseñar a discriminar entre la ingente cantidad de información disponible y a desenvolverse en nuevos escenarios, y parece que la española está bastante lejos de hacerlo. El informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha puesto de manifiesto que los alumnos españoles están aún peor preparados para enfrentarse a la vida diaria de lo que revelan sus ya mediocres resultados en matemáticas, ciencias o capacidad lectora. Y los tiempos requieren otras destrezas. “La economía mundial no se centra en lo que se sabe, sino en lo que se puede hacer con lo que se sabe”, aseguró ayer el responsable de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, en la presentación de los resultados del informe. “El siglo XXI requiere un enfoque distinto de la enseñanza”, advirtió.